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Ciencias humanas y saberes del diseño

Por Fernando Fraenza, 2012

Prólogo para un volumen compilado por la Profesora Juana L. Bustamante (arquitecta y especialista en historia de la arquitectura) y escrito hacia 2012 por el colectivo próximo a la Cátedra de Ciencias Humanas de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional de Córdoba.

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Es bien sabido que la expresión ciencias humanas es una noción epistemológica que designó –con gran influencia- durante bastante tiempo y en diversos entornos al conjunto de ciencias o saberes cuyo objeto es el hombre o las comunidades humanas y -principalmente- su cultura. Actualmente su empleo no es muy generalizado, aunque permanece, con mayor o menor fortuna, en algunas denominaciones institucionales. El caso específico de la comunidad responsable de la autoría de este libro, la Cátedra de Ciencias Humanas de un programa universitario de formación profesional en diseño industrial (en la Universidad nacional de Córdoba), tal vez indique una de las ocasiones en que la persistencia de esta denominación sea más afortunada, para el campo de estudios en el cual se inserta. ¿Acaso no es el hombre el centro del diseño? Si, lo es. Al menos en cuanto éste oficio se tenga por acción proyectual con algún grado de utopía, que conserve la felicidad humana como destino y que no se rinda por completo –como lo imaginara el Tomás Maldonado de La speranza progettuale[1] a los imperativos nada humanos de la reproducción sistémica (J.Habermas, N.Luhmann, T.Parsons). Una cosa es hablar de las humanidades y las ciencias sociales -más contemporáneas y hegemónicas- en su puridad (tal como las entienden quienes se dedican profesionalmente a dichos saberes); y otra muy distinta es circunscribir y seleccionar el tipo de conocimiento acerca del hombre y la cultura que amerita la formación –en buena medida, técnica y científica- del diseñador como solucionador de problemas. El espacio pedagógico en el cual se inscribe y al cual introduce este libro es una feliz consecuencia de la contingencia en la cual se condensa y precipita el diseño en nuestra región. Es el lugar que tenemos para formular las preguntas más básicas acerca del diseño y de su puesto, entre la cultura y la naturaleza humanas. Este volumen está destinado a servirnos de guía a través de esas preguntas fundamentales, sobre el diseño en el proceso de hominización; sobre la naturaleza proyectual de esta actividad; sobre cómo ésta rinde a la humanidad en la configuración inteligente de prótesis y signos diversos; sobre las relaciones de estas prácticas y estos productos, con las diversas artes las primeras y con el ambiente y la sociedad los segundos.

Puede considerarse al conjunto de ensayos de este libro como una suerte de fenomenología necesaria para poder hacerse cargo, tanto colectiva como individualmente de la implicancias y los desafíos diseño en un marco fundamentalmente antropológico y cultural. Decimos fenomenología en una acepción amplia y generosa, como movimiento que –posponiendo algunas vicisitudes de orden ideológico o crítico- se lanza adelante para arremeter los problemas que el diseño presenta apelando a la experiencia más intuitiva o evidente, en la que las cosas se muestran de la manera más originaria o más patente. Por eso encontraremos aquí una formulación y un ordenamiento de los problemas verdaderamente inaugurales de una aproximación teórica o conceptual al mundo del diseño. Base imprescindible para acometer luego, en una etapa más decantada del conocimiento, las posibles falsas promesas y engaños, que también constituyen los avatares del mundo del diseño, en el cual, diversos agentes intentan cumplir, cada uno, con sus propios fines culturales y estratégicos, a la larga o a la corta incompatibles entre sí. Pero no se trata ahora de pensar, como lo hacen los antropólogos o sociólogos de profesión (desde Baudrillard hasta Bourdieu), en una génesis principalmente cultural y política de las necesidades sino, en cómo éstas, en sus aspectos más naturales requirieron de ciertas soluciones proto-culturales (y del diseño que les es constitutivo) que precedieron y moldearon el propio proceso de hominización (al modo en lo solía formular Clifford Geertz). Es decir, reflexionar acerca de cómo cierto tipo de actuaciones ya culturales desempeñadas por homínidos aún no del todo humanos, muy próximas a lo que entendemos hoy como diseño (empleo de herramientas, coordinación comunitaria sobre la base de signos, búsqueda de soluciones novedosas, etc.), gobernaron las últimas etapas de la evolución biológica, resultando –en parte-, el homo sapiens, producto del diseño. A lo largo de la lectura de este volumen nos preguntaremos por qué el diseño es una disciplina proyectual; pensaremos acerca del sentido mismo de la noción de proyecto y acerca de su aspecto heurístico (de búsqueda de soluciones novedosas a un problema). En este último aspecto, como parte del conjunto de procesos considerados creativos, el diseño ha de sacar provecho tanto sus conexiones como de sus distinciones frente a otros fenómenos también relacionados con la novedad, como puede serlo el arte. Además de lo dicho, estas páginas nos han de orientar en el mundo o sistema (como aquí se lo denomina) de los objetos que creamos y que refuerzan nuestra vida cada día, realizando una primera aproximación analítica a su desempeño ya como prótesis o bien como signos; siendo de gran importancia la consideración de sus interacciones a nivel ambiental y social.

En fin, si las capacidades humanas para el diseño se han manifestado y se manifiestan de tantas maneras, ¿cómo podremos comprender esa diversidad? Hemos de decirlo: el plan previsto por la Cátedra de Ciencias Humanas, y este volumen, colectivamente confeccionado por dicha comunidad, prometen un buen comienzo.

 

[1] Traducción castellana Ambiente humano e ideología, (Buenos Aires: Nueva Visión, 1972).