¿Qué es?
¿Qué es Comunidad off-line. Arte, diseño y espacio público?
Concebido como medio de reflexión, búsqueda sin reservas de entendimiento y divulgación, el proyecto Comunidad off-line. Arte, diseño y espacio públicoconsiste en la publicación virtual y física (o material) de una revista científica1dedicada al intercambio teórico y crítico acerca de los alcances y posibilidades del nuevo arte y el nuevo diseño en cuanto a la producción de espacio público en el sentido kantiano-habermasiano del término.2
Dicha revista consiste en la edición de un sitio web y un libro o anuario destinados -ambos- a publicar un conjunto de artículos y papers que tengan por objeto llevar a cabo un análisis de la función del arte y el diseño en las sociedades actuales, enfatizando especialmente, la exploración acerca de las posibilidades y limitaciones que dichas prácticas depararían en cuanto a la creación de un espacio de autonomía3 que favorezca la discusión pública.4 Este último aspecto, subsume inclusive, la discusión pública, desinteresada y autónoma (en la medida en que esto sea efectivamente posible) acerca de las artes y el diseño, de su existencia actual y futura, así como del tipo de función ideológica (o afirmativa) que -aparentemente- cumplen en las sociedades contemporáneas. En este plano metasemiótico, pretendemos promover una auténtica inflexión crítica del arte sin hacer lo que corrientemente se menciona como «crítica de arte», pues ésta se realiza con el fin de difundir o promocionar un arte que ya ha sido aceptado de un modo acrítico. Entiéndase: no es nuestro objetivo difundir el arte o reproducir la creencia en la que se sustenta. Intentando así, devolver a la crítica de arte su papel dentro de las tradiciones de interrogación crítica de la filosofía:
“…es el que se ve nacer justamente en la cuestión de la Aufklärung o en el texto sobre la revolución [Kant, 1784]; esa otra audición crítica plantea la pregunta: ¿Qué es nuestra actualidad?, ¿Cuál es el campo actual de las experiencias posibles? […] se puede optar por un pensamiento crítico que tomará la forma de una ontología de nosotros mismos, de una ontología de la actualidad; es la forma de filosofía que de Hegel a la Escuela de Frankfurt, pasando por F.Nietzsche y M.Weber, a fundado una forma de reflexión dentro de la cual he intentado trabajar” (Foucault, 1983).
Forma de reflexión que en nuestro caso refiere o se pone de manifiesto a través de las prácticas artísticas, y no es llevada a cabo por filósofos profesionales que perteneciendo a otra esfera conservan en relación al tema del arte un componente residual de lo sacro (Habermas, 1981, pp.499 y ss.).
La revista que proponemos debería participar de un modo autónomo y público5del actual debate acerca del estado en que se encuentra el sistema del arte. De modo más específico, debería apuntar hacia un análisis experto de la profunda crisis de legitimidad que hace peligrar el desarrollo sostenible de todo arte que no se pliegue (en uno u otro grado) a las lógicas del entretenimiento y el espectáculo. Contexto que convoca un cúmulo de preguntas sobre la actual experiencia del arte, sobre la función del arte, sobre su naturaleza pública y su efectividad histórica o social, sobre su estatuto mercantil y las plusvalías6 que promete, sobre el conflicto y la competencia entre sus agentes persiguiendo (veladamente) algún tipo de beneficios, sobre sus enlaces con la sociedad del espectáculo y –a la vez- con la representación democrática,7 etc.
Frente a esta situación, el conjunto de los numerosos emprendimientos próximos a la autonegación del arte,8 de los cuales tenemos en el net.art –tal vez- su manifestación más reciente, ha postulado o creído posible definir una posición a partir de la cual el arte podría –inclusive- aspirar a cumplir un rol de interlocutor activo con respecto a otros campos de conocimiento: verificando un tipo de supervivencia del arte (luego de la época del arte) como saber (y no como merosaber hacer arte o entretenimiento);y un tipo de identidad del artista como agente de una cierta modalidad particular de conocimiento. Pensar esta condición «sapiencial»9 supone reconocer el arte no ya como objeto de conocimiento sino como generador de saber y aún como campo en el cual los saberes de una época encuentran un grado significativo de publicidad y autonomía.
Como decimos, un sector del arte de nuevos medios ha intentado -con mayor o menor éxito y agudeza- hacerse cargo de toda herencia crítica con la esperanza cifrada en la propensión constitutiva que dichos medios tendrían hacia la autonomía y el espacio público. En uno de los artículos que más circulación ha tenido (en la red y fuera de ella) en estos últimos años sobre el nuevo arte tecnológico, Peter Weibel (del ZKM) sostiene:
“El net.art desde las instalaciones locales físicas reales hasta los juegos en red, se ha convertido en el forum a partir del cual, muchas esperanzas emancipadoras de las vanguardias históricas se expresan en nuevos términos”.
En la orientación de esta corriente, tanto en su tecnología como en su inflexión autoanalítica se inscribiría el proyecto que estamos describiendo. El que, sin dejar de ser arte, es –además- su reconocimiento científico y autocrítico.10
¿Quién puede llevar a cabo una reflexión filosófica del tipo que proponemos para el debate que inauguramos?, ¿acaso los filósofos de profesión que forman aún –en su gran mayoría- parte de una comunidad de creencia en el arte?. O mejor, los propios artistas en la medida en que han formado parte –a lo largo de los últimos siglos- de la comunidad científica que desinteresada y públicamente ha establecido el fin del arte, consiguiendo un acuerdo efectivo sobre la heterogeneidad de la clase de las obras de arte.11
El tratamiento y distribución numérico (digital) de la imagen y la palabra así como la capacidad sin precedentes para almacenarlas, trasmitirlas y exhibirlas no vienen a agregarse sencilla y sumariamente a nuestro acerbo instrumental; en cambio, lo transforman en tal grado que sus efectos en todos los niveles de la sociedad y la cultura son aún imprevisibles. Experimentar y reflexionar con y acerca de sus posibilidades y alcances en un entorno cultural como el nuestro, marcado por un tipo de prácticas (las artes) que no desempeñan un papel funcional en el contexto de un orden concreto de la sociedad, debería ser una tarea artística-universitaria de primera importancia y además, impostergable en la medida en que el arte tiende ya a disolverse como fenómeno específico en una época en la cual los medios de difusión que distribuyen cultura y entretenimiento han adquirido un peso infinitamente superior que en cualquier otro momento del pasado. Luego, para definir las características de la publicación que proponemos, deberemos intentar –al menos- responder provisionalmente una primera pregunta:
¿Es posible concebir una revista virtual de investigación o producción en la actualidad del arte sin asumir una actitud de indiferente complicidad o más bien, de entusiasta adhesión ante las formas de la cultura de masas?.
A la vez, es corriente, dentro de las actuales «políticas culturales», reducir y confundir el fenómeno artístico con un conjunto de estrategias encaminadas a la «hipervaloración» de su naturaleza en tanto objeto de consumo cultural; tendencia ésta que circunscribe y tipifica todo tipo de «gestión» artística o cultural a la creación de centros o núcleos (de algún tipo de arte, cultural, etc.) que no tienen -realmente- otra misión que actuar como oficinas (o templos) de reproducción y promoción del tipo de creencia artística que mejor conviene a sus mentores (artistas, conocedores, prójimos, programadores, curadores, funcionarios, etc.). Centros o espacios «culturales» cuyo objeto es satisfacer la necesidad fundamental que preocupa al actual tipo de dominio artístico y que consiste, básicamente, en «dar a ver».12 Dicho de otra manera: en proyectar al rango de objeto de «adoración pública»13 cuantas obras o experiencias haya generado y genere la historia del arte.14
Es deseable, pues, desde diversos puntos de mira, especialmente desde una perspectiva universitaria, alumbrar alternativas que no conviertan el tipo de práctica que imaginamos desplegar en Comunidad off-line en el lugar común de robustecer y mantener tal situación pre-crítica e «inflacionista» respecto del arte como fenómeno (así como de sus productos). Lo que se entiende corrientemente por «gestión cultural» ignora la posibilidad de proyectos que, además de ampliar -meramente- la influencia del campo de acción artística y mejorar –por ende- la posición de algunos participantes interesados, fundamenten un punto de intercambio –más o menos público y desinteresado-15 a partir del cual procurar un relativo consenso, saber o conocimiento crítico en torno a las prácticas artísticas que proponemos, interpretamos o argumentamos. Llegados a este punto, formulamos nuestra segunda pregunta:
¿Es posible concebir una publicación virtual-real en la actualidad (posthistórica) de las artes visuales sin asumir -insistimos- una actitud de indiferente complicidad y de entusiasta participación en la reproducción pre-crítica de la ideología o el dogma del arte?.
En este sentido, diremos que la reflexión y el intercambio que proponemos deberían satisfacer una de las carencias más acuciantes del mundo del arte de la sociedad capitalista avanzada, la ausencia de reuniones o centros autónomos, desvinculados de intereses burocráticos y de políticas expositivas; sitios de intercambio independientes del mantenimiento mismo de la creencia colectiva en el valor del arte,16 ambientes dedicados –en cambio- a la investigación crítica de los diversos aspectos de las artes contemporáneas, así como de las posibilidades y limitaciones que éstas albergan.
Una de las potenciales alternativas a la mencionada «inflación» en torno a la cual es menester trabajar es idear fórmulas que subsanen el déficit en materia de reflexión crítica, autoconciencia y espacio público (de argumentación) que padecen los investigadores, profesores, críticos y, en sobre todo, artistas que se dedican –también en tanto expertos universitarios-17 al arte contemporáneo. De poco sirve multiplicar el número de productos artísticos «dados a ver» si, paralelamente, no se impulsa su estudio crítico así como la producción de investigaciones que permitanser más conscientes de lo que se ve y de laformación histórica, del visible, o del campo social que hace posible esa mirada. La exhibición, defensa y promoción irreflexiva de las obras de arte son acciones de poca monta para la comunidad de especialistas y artistas universitarios. Es así porque, en última instancia, lo que confiere significado y razón de ser a los propios estudios universitarios de arte es la capacidad que tengan para generar ideas y corrientes de pensamiento crítico.18 Dicho con otras palabras: su capacidad para potenciar –todavía- la dimensión y productividad social de la experiencia artística.
Notas:
1. Revista: Inspección exacta, examen detallado (SINÓN. Examen, inspección, revisión). Título de ciertas publicaciones: revista científica.
2. En el sentido de un espacio que haga posible un uso público y desinteresadode la razón [Kant, 1784, (Habermas, 1962)] o bien, un intercambio lingüístico sin reservas, orientado principalmente al entendimiento (Habermas, 1981).
3. Por autonomía entendemos la independencia del deseo que logra la voluntad y, por consiguiente y principalmente, la capacidad de determinarse de acuerdo con la ley de la razón. En tanto racional, la autonomía supone la independencia del sujeto para elegir. Sin embargo, dicha autonomía tan sólo está idealmente postulada como tal. En efecto: toda acción o todo texto producido por un actor pretendería influir sobre otros sujetos. La comunicación se considera eficaz cuando existe una correlación entre dicho agente y el efecto conseguido sobre el destinatario. Esta es una de las paradojas constitutivas del hecho comunicacional, que permanece –en términos generales y especialmente en la argumentación habitual en torno a la obra de arte- oculta a la mirada de los intervinientes. El concepto de autonomía como capacidad racional entra en colisión con el funcionamiento de todo uso interesado, privado o estratégico del lenguaje. Además, no ignoramos que no todos los paradigmas lingüísticos circulan por la vía de la razón [o el entendimiento desinteresado y sin reservas].El deseo, el inconsciente y –sobre todo- la ideología determinan los intercambios comunicativos.
4. O bien, como suele decirse en la jerga de empleo artístico de la web: la habilitación de una zona temporalmente autónoma.
5. Al margen de todo interés por la reproducción de la creencia en el arte o por la distribución de sus beneficios.
6. Respecto de otro tipo de consumo. Plusvalías que deben ser revisadas y reconsideradas ante el análisis experto.
7. Si existieran tales vínculos.
8. Se trate del proyecto vanguardista de reintegración utópica del arte a la sociedad, del silencio neovanguardista o del sucedáneo convocado en los años noventa como (no) arte en la era de la reproductividad técnica (Brea, Universidad de Castilla-La Mancha).
9. La expresión es de José Luis Brea en el programa de seminarios (a-S) Arte y saber, Arteleku, Diputación Foral de Guipúzcoa, Noviembre de 2003.
10. En el sentido de una ciencia rigurosa de las obras y la experiencia del arte como la propone P.Bourdieu (1992).
11. Fue, cree Danto (1981, 1997), un descubrimiento o acuerdo sin reservas entre interlocutores de frente a las pretensiones de validez de una ilocución constatativa, y no, una mera declaración con fines puramente perlocucionarios o estratégicos. Tampoco fue una acción ritualizada con arreglo a normas pre-establecidas pues las experiencias y los juicios del arte estuvieron ya retroconectados con la práctica de dominar la realidad. Fueron entonces, acciones orientadas al entendimiento y no acciones clara y puramente enderezadas a fines dentro de un campo de tensiones tal como el que pudo ser descrito por Bourdieu (1992).
12. «Dar a ver y a creer» en el milagro artístico que se propone, y en el poder de transubstanciación del artista (creador en primer grado) y de su mentor «cultural» (también creador, en segundo grado).
13. O popular.
14. Al menos, una determinada historia del arte (que satisface, identifica, distingue, localiza nuestros anhelos de prestigio e influencia, y –a la larga- conviene).
15. En el sentido kantiano-habermasiano del término. El que hemos adoptado para todos y cada uno de los empleos de la palabra ‘público’ a lo largo de este proyecto. Nos referimos al denominado uso público de la razón expuesto por Kant en su célebre artículo acerca de la ilustración, analizado por Habermas en su Historia crítica de la opinión pública (1962) y concebido, también por Habermas (1981) en el marco de su pragmática (superadora de la filosofía del sujeto) como acción comunicativa orientada al entendimiento.
16. Discusiones que no dependan de la necesidad de reforzar “…los fundamentos de la creencia colectiva o, mejor aún, del desconocimiento colectivo, colectivamente reproducido y mantenido, que es la base del poder del que el mago se apropia…” (Bourdieu, 1992, 3., p.256)
17. Vale decir, que son formados –en parte- a través de estudios universitarios.
18. Del tipo de ideología que apuntala la supervivencia y representación colectiva (falsa pero legítima) del arte en la sociedad capitalista avanzada.
Referencias bibliográficas:
BOURDIEU PIERRE
1992, Les regles de l’art. Genèse et structure du champ littéraire Las reglas del arte, Du Seuil, Paris. Traducción castellana de Thomas Kauf, Las reglas del arte. Génesis y estructura del campo literario, Anagrama, Barcelona, 1995.
DANTO ARTHUR
1981, The Transfiguration of the Commonplace, Princeton University Press, New Jersey,1998. Traducción castellana de Angel y Aurora Mollá, La transfiguración del lugar común, Paidós, Barcelona, 2002.
1998, After of the End of Art, Harvard University Press, Cambridge, 1981. Traducción castellana de Elena Neerman, Después del fin del arte, Paidós, Barcelona, 1999.
FOUCAULT MICHEL
1983, “Qu’est-ce que les Lumières?”, en Michel Foucault, Dits et écrits 1954-1988, eds. D.Defert & F.Ewald, vol. 4, Paris, 1994, pp.222-243. Traducción castellana de Silvio Mattoni, ¿Qué es la Ilustración?, Alción, 1996, Córdoba.
HABERMAS JÜRGEN
1962, Strukturwandel der .Offentlichkeit. Untersuchungen zu einer Kategorie der bürgerlichen Gesellschaft, H.Luchterhand, Darmstadt, 1962. Traducción castellana de Antonio Doménech, Historia y crítica de la opinión pública, Ed.G.Gilli, Barcelona, 1981.
1981, Theorie des kommunikativen Handelns. band 1 & band 2, (1) Handlungsrationalität und gesellschaftliche Rationalisierung, und (2) Zur Kritik de funktionalistischen Vernunft, Suhrkamp, Frankfurt. Traducción castellana de Giménez Redondo, Teoría de la acción comunicativa I & II, (I) Racionalidad de la acción y racionalización social, y (II) Crítica de la razón funcionalista, Taurus, Madrid, 1990.
KANT IMMANUEL
1784, “Was ist Aüfklarung”, en Berlinische Monatschrift, dicembre de 1784, vol.IV, pp.481-491.